Hoy 1 de mayo. Día del trabajo. Estaba pensando en el significado de la palabra trabajo y en que siempre me ha intrigado que el día del trabajo se celebre no trabajando.
La mayoría de personas sufren más que disfrutan del trabajo que tienen. Muchas lo que sufren es no tener ningún trabajo en absoluto. Las condiciones laborales pueden llegar a ser explotación pura y dura… Así se puede entender que se quiera celebrar con una fiesta.
Me gustaría que cuando todos pensáramos en “trabajo”, surgiera una sonrisa en nuestros labios. Sería genial que fuera sinónimo de “juego”, para que todos asociáramos tantas horas de nuestra vida a momentos de placer y alegría, de creatividad y de compartir.
Quien se dedique a una actividad que ama y que le permite realizarse como ser humano, sabe que es así. El tiempo se detiene y nos instalamos en una sensación de pertenecía y completitud.
Las labores creativas tienen esta dimensión. Las horas y horas de dedicación, ensayo y pruebas se disfrutan sobre todo en el momento en que una creación se redondea y ya está lista para sentirla y disfrutarla. Y ese proceso es una forma de afinarnos. Ese proceso nos cura. Es como un juego que sin saber cómo, nos ha llevado a aprender o integrar alguna cosa que de otra forma hubiese sido imposible o en todo caso mucho más difícil.
Se puede jugar con la música de muchas formas. Pensaba en los juegos matemáticos para hacer música como el de los dados de Mozart del que hablaré en otro momento. Pero he recordado el sonido de los instrumentos de juguete que solemos menospreciar tanto como los trabajos humildes.
Ambos son importantes. Y además nos llevan a recuerdos muchas veces necesarios para traer al presente sentimientos y emociones que pueden ayudarnos a entender quienes somos o a recordar partes de nosotros mismos que olvidamos hace tiempo.
Es como la melodía de un saxofón de juguete tocada por un payaso en el centro de la pista.